Tamara Vázquez | 22 de abril de 2017
El acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se está produciendo a edades cada vez más tempranas. Las tabletas, móviles y demás aparatos tecnológicos son un compañero de juegos más entre nuestros hijos.
La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares indica que el 25,5% de los niños españoles de 10 años tiene un móvil, a los 11 ese porcentaje se duplica y la cifra sigue aumentando hasta que a los 15 llega casi al 100%.
Estas cifras superan en 2,8 puntos a las de 2015 y manifiestan una tendencia al alza, al ser el tercer año consecutivo en el que se incrementan.
El 25,5% de los niños españoles de 10 años tiene un móvil, a los 11 ese porcentaje se duplica y la cifra sigue aumentando hasta que a los 15 llega casi al 100%
El descenso en la edad de inicio del uso de los móviles inteligentes no es un fenómeno exclusivo de España, pero sí tiene una incidencia especial en nuestro país, donde la tasa de menores con smartphones es la mayor de Europa y equiparable a la de EE.UU.
Si en lugar de hablar de tener un móvil en propiedad, nos fijamos en los datos del uso, la edad de inicio es mucho más temprana. Un estudio de 2014 titulado Menores de Edad y Conectividad Móvil en España señala que los niños de 2 y 3 años ya acceden de forma habitual al terminal de sus padres, manejando aplicaciones infantiles de juegos, música, actividades y vídeos.
A juzgar por los datos, la tendencia es clara, pero todavía hay padres que tienen dudas y acertadamente se preguntan si es recomendable que sus hijos dispongan de un móvil y cuál es la edad más adecuada para comprarles uno.
El estudio Menores de Edad y Conectividad Móvil en España señala que los niños de 2 y 3 años ya acceden de forma habitual al terminal de sus padres
Es indiscutible que las TIC se han convertido en una herramienta fundamental en el mundo que nos rodea y que conocerlas y utilizarlas de forma avanzada es prioritario para desenvolverse en una sociedad compleja y globalizada.
No solo el ocio está cada día más vinculado al uso de ordenadores, tabletas o móviles, también el ejercicio de derechos y ciudadanía activa, la empleabilidad o el acceso a la formación permanente dependen, y lo harán todavía más en el futuro, de la competencia digital.
Los niños demuestran desde edades muy tempranas tener grandes habilidades tecnológicas pero no tienen, sin embargo, la capacidad de comprender críticamente el contexto audiovisual en el que viven y para desarrollarla se requiere una adecuada mediación parental y escolar.
El último informe del proyecto europeo EU Kids Online sobre riesgos y seguridad en internet indica que la edad, la situación socioeconómica del menor y el papel de los padres, profesores y grupo de pares son aspectos influyentes en la experiencia de uso de TIC por parte de los menores.
Contrariamente a lo que se pudiera creer, los niños de menor edad tienen menos experiencias de riesgo en el uso de las TIC. Esto responde a una utilización más limitada y controlada de los contenidos online. A medida que aumenta la edad, aumentan los riesgos.
De estos datos podemos concluir, por un lado, que el uso de las TIC a edades tempranas, si es bajo el control de los padres, no tiene por qué implicar peligro y, por otro, que la mediación no se puede limitar a los niños más pequeños, sino que se tiene que mantener durante la adolescencia.
Existen evidencias científicas que demuestran que la prohibición y el uso de herramientas de control parental son útiles, pero solo cuando se integran en una estrategia de mediación activa basada en el acompañamiento, el diálogo y en compartir experiencias, que es, sin duda, el modo más efectivo de evitar riesgos y potenciar las ventajas asociadas al uso de las nuevas tecnologías.
Esta mediación es fácil y muy gratificante para los niños más pequeños, que desean constantemente compartir tiempo y actividades con sus padres, pero resulta más complicada durante la adolescencia si no se ha trabajado previamente la educación en TIC.
Las particulares dificultades que entraña esta etapa vital, donde existe un alejamiento natural de los padres en favor de los amigos y una reivindicación de la privacidad, suponen una gran limitación para iniciar este proceso educativo.
Pero nunca es tarde y los padres tienen la obligación de saber qué hacen sus hijos en la red y la responsabilidad de establecer pautas, también a estas edades.
Las normas deberían ser más severas cuando los niños son más pequeños y estar dirigidas al tiempo de uso, lugar, forma de acceso y a los contenidos. Un niño necesita jugar, relacionarse con otros niños de su edad, aprender de la experimentación con las cosas que le rodean e incluso aburrirse.
Los padres tienen la obligación de saber qué hacen sus hijos en la red y la responsabilidad de establecer pautas, también a estas edades
Por eso, la tendencia de utilizar las pantallas durante los viajes en coche, las cenas en un restaurante o los tiempos de espera en el médico, en la cola del supermercado e incluso en el parque, debería revertirse para que los niños puedan dedicarse a actividades importantes para su desarrollo.
Con esa finalidad, los padres deben limitar el tiempo que sus hijos emplean en utilizar dispositivos tecnológicos y deben orientarlos y acompañarlos durante su uso. En la adolescencia y la juventud, la orientación y el diálogo deben permanecer, pero la navegación compartida debe dar paso a una utilización más autónoma, necesaria en el proceso madurativo de los niños y al que los padres que han hecho los deberes deberían enfrentarse con tranquilidad, pero sin bajar la guardia.
A estas edades es cuando se registran más casos de ciberacoso, grooming, sexting y de acceso a contenido pornográfico a través de la red. Se trata de nuevas realidades originadas por la sociedad digital que los padres y también los profesores deben conocer, prevenir y, cuando se producen, saber resolver.
El mundo cambia y la educación debe adaptarse para minimizar los riesgos y aprovechar los muchos e importantes beneficios de la red.